Según la tradición académica de la arquitectura el almacén antecede al templo. Las primeras formas arquitectónicas buscarían resguardar el excedente de alimentos ya que, en las sociedades primitivas, ese sobrante representaba la esencia del poder. Para Roma, la seguridad del abasto de la urbe fue un problema político de primer orden al que trató de hacer frente invirtiendo fuertemente en obras públicas, especialmente en las dedicadas al almacenamiento de mercancías, consolidando las redes de abastecimiento institucionales.
La necesidad de suministro y aprovisionamiento hizo de los alimentos en los que se basa la dieta mediterránea como el pan, el aceite de oliva, el vino, las hortalizas, las verduras o el vino, una prioridad. También su producción y comercialización, que han sido fundamentales para el desarrollo de las civilizaciones y naciones mediterráneas. En este contexto, los avances tecnológicos y la transmisión de conocimientos asociados a los ciclos productivos de estos alimentos han dado lugar a un “saber hacer mediterráneo” que ha contribuido innegablemente a la soberanía alimentaria de este espacio territorial.
En este marco se propone esta sesión con la que se pretende contribuir a los estudios de la soberanía alimentaria, especialmente, los referidos a los alimentos en los que se basa la dieta mediterránea, considerando diferentes periodos históricos y desde un punto de vista multidisciplinar, poniendo especial foco en el patrimonio cultural ligado a la producción, venta y consumo de estos alimentos en la cuenca del Mediterráneo.