A menudo se ha considerado la composición de los distintos grupos sociales como una característica estructural, es decir, como una situación tendente al enquistamiento en el tiempo y el espacio. Esta tendencia puede detectarse en estudios sobre cualquier época y grupo social, pero se halla más arraigada en el caso de las sociedades agrarias y, de un modo especial, en el de los grupos más humildes. Para los trabajadores rurales y los pequeños campesinos apenas se ha concebido la posibilidad de que pudieran experimentar algún tipo de mejora colectiva. Sólo a través del contacto con el mundo urbano se abrían nuevas posibilidades de cambio social.
Cabe preguntarse si esta imagen se ajusta a la realidad histórica. ¿Hasta qué punto existieron posibilidades de cambio, sin abandonar el mundo rural, que permitieran a los pequeños campesinos y a los trabajadores escapar de la posición social heredada? En relación a los grupos intermedios: ¿en qué medida y en qué contextos los arrendatarios y aparceros tuvieron la oportunidad de convertirse en propietarios o de escalar en su posición social? Y también convendría indagar si y cuándo los procesos de renovación de las élites agrarias afectaron solo a las capas superiores de la sociedad o reflejaban cambios sociales más profundos. Igualmente debemos preguntarnos bajo qué condiciones y en qué coyunturas determinados episodios traumáticos o catastróficos (epidemias, guerras, hambrunas,…) pudieron generar escenarios favorables a la movilidad o al cambio social. Esta propuesta de sesión quiere incidir en todas estas cuestiones a partir del análisis de las dinámicas de cambio y movilidad referidas a grupos sociales que poblaron el campo entre el siglo XVI y el siglo XX.